NOSOTROS EN LA LUNA

Una noche en París. Dos caminos entrelazándose.
No hay nada más eterno que un encuentro fugaz.
Cuando Rhys y Ginger se conocen en las calles de la ciudad de la luz, no imaginan que sus vidas se unirán para siempre, a pesar de la distancia y de que no puedan ser más diferentes. Ella vive en Londres y a veces se siente tan perdida que se ha olvidado hasta de sus propios sueños. Él es incapaz de quedarse quieto en ningún lugar y cree saber quién es. Y cada noche su amistad crece entre emails llenos de confidencias, dudas e inquietudes. Pero ¿qué ocurre cuando el paso del tiempo pone a prueba su relación? ¿Es posible colgarse de la luna junto a otra persona sin poner en riesgo el corazón?
Una historia sobre el amor, el destino y la búsqueda de uno mismo.
Porque a veces, solo hace falta mirar la luna para sentirte cerca de otra persona.

Tengo que reconocer que desde siempre he tenido prejuicios con las historias de amor. No soy una persona romántica y muchas veces, en series, películas y libros, encuentro innecesario el romance. Tengo que admitir que no me gustó la aparición de Amy Farrah Fowler en The Big Bang Theory, dejé la serie porque a Sheldon no le hacía falta una pareja, ¡era perfecto tal y como era! Finalmente retomé la serie y me di cuenta de mi error. Claro que Sheldon necesitaba a Amy, ¿qué haría él sin ella?

Y pensaréis, ¿a qué viene esto? A que siempre soy escéptica con las historias de amor, pero, de vez en cuando aparecen historias como la de Nosotros en la luna que me rompen los esquemas y pienso: joder, qué bien.

Nosotros en la luna no es una historia de amor al uso, no vamos a ver a una pareja de enamorados haciéndose arrumacos y sufriendo por desencuentros o triángulos amorosos. En este libro vamos a descubrir cómo puedes enamorarte de una persona a través de una pantalla, aunque solo la hayas visto unas pocas horas en tu vida. A lo importante que es tener a alguien que te dé su apoyo incondicional, que te empuje a conseguir tus sueños, pero que sepa pararte los pies y decirte lo que estás haciendo mal.

Ginger no es lo que parece, no solo es una niña bien inglesa cuyo único sueño es casarse y tener hijos. Ella esconde mucho más, sueños y ambiciones que solo Rhys es capaz de ver. De la misma forma, Rhys no es un DJ malote mujeriego de culo inquieto que se dedica a vagar por el mundo sin rumbo, él quiere asentarse aunque lo niegue, pero hay cosas que no pueden dejarse en el pasado.

Un momento casual, estar en el momento y el lugar indicado es lo que dará comienzo a esta atípica historia de amor que comenzará en París, recorrerá las calles de Londres y explorará Ibiza. En Nosotros en la luna no vamos a ver crecer un amor tal y como estamos acostumbrados, vamos a ver crecer una amistad que más allá de estereotipos o estándares, es capaz de superar los cambios de la vida. Vamos a ver a dos personas crecer y madurar, cada uno a su ritmo; vamos a ver una historia de amor auténtica. El libro te enseña que todo tiene su momento, la amistad, el olvidó, el rencor y el amor.

Miradas. Palabras. Momentos.

Tres cosas capaces de cambiarlo todo.

La historia transcurre una gran parte del tiempo en conversaciones de email, algo nada usual, pero que te ayuda mucho a captar la profundidad de los personajes, que se toman su tiempo para responderse y pensar lo que se tienen que decir. Me parece algo brillante ya que vivimos en la era de la inmediatez y ver cómo se toman su tiempo para escribir, cómo ellos mismos afirman empezar y borrar mil veces un email por no encontrar las palabras correctas para expresarse, me hace identificarme muchísimo con ellos.

Alice Kellen es una maestra haciéndote identificarte con los sentimientos de los personajes. Consigue que los conozcas de verdad, que te enfades con ellos, que sientas su rabia y muchas veces, querer gritarles que están haciendo el tonto. En fin, decir que me ha gustado mucho me parece un eufemismo porque en realidad diría que me ha puto encantado. Esta historia de amor es de las que te atrapa y no te suelta, me ha entristecido acabar el libro porque me encantaría saber qué va a ser de las vidas de Ginger y Rhys, pero como vemos en el libro, todo tiene su momento.

Ella se pone de puntillas. Sus labios lo buscan, lo encuentran.

– Ginger, dime dónde estamos justo ahora.

– Nosotros en la luna. Siempre en la luna.